Es una enfermedad frecuente, que se encuentra dentro de los denominados trastornos funcionales del aparato digestivo, junto con la dispepsia y la constipación funcional, entre otros.
En estos trastornos predominan los síntomas crónicos. Pueden ser muy intensos, sin que se pueda demostrar daño o lesión significativa en el aparato digestivo.
Muchas veces en los estudios realizados a los pacientes hay hallazgos que no están realmente relacionados con los síntomas, como divertículos colónicos o pólipos de vesícula. Generan confusión o, incluso, se realizan tratamientos inadecuados con medicamentos o cirugías innecesarias.
Se estima que entre el 9 y el 22% de la población occidental tiene síntomas de SII. Por lo tanto, el número de personas que lo padece es enorme.
Los síntomas que presentan estas personas la mayoría de las veces son inespecíficos y se requieren estudios complementarios para descartar otras patologías.